1. Introducción

1.4. Tópicos y clichés de la performance

Muchas de las prácticas de arte contemporáneo se han ganado la etiqueta de ser ininteligibles. La imagen que mostramos a continuación procede del programa televisivo de Antena 3 la La ruleta de la suerte, en el que diariamente participan tres concursantes que se enfrentan a un panel en blanco en el que los jugadores deben adivinar las letras correctas que forman una palabra, o una frase, con la ayuda de una ruleta que cuenta con veinticuatro opciones. En uno de los programas, la frase que había que adivinar estaba relacionada con la palabra performance, que era definida como una «actuación extraña en la que aplaudes sin entender». Como si se tratase de un meme, la imagen se hizo viral en las redes sociales de personas que forman parte del mundo del arte contemporáneo y de la performance.

Figura 1. Captura de pantalla del programa televisivo La ruleta de la suerte, de Antena 3
Fuente: imagen anónima extraída de las redes sociales.

Existen una serie de clichés populares que se asocian a la performance y que se han quedado fijados en el imaginario popular de lo que es y debe ser una performance, como el ir descalzo y vestido de negro, desnudarse, hacer gesticulaciones muy lentamente sin hablar, usar materiales como hilos, embadurnarse de pintura o materiales abyectos como sangre o barro, recargar las performances con un exceso de elementos estéticos y acciones por encima del mensaje, etc. Si bien en los años setenta vestirse de negro fue habitual en las performances como un modo de distanciarse de la caracterización teatral y evitar así las distracciones de demasiados elementos para que la audiencia pudiera centrarse exclusivamente en la acción realizada por el performer, hoy en día no es una condición indispensable. Tampoco es cierto que los performers no hablen ni usen elementos sonoros o discurso, como se puede ver en los ejemplos que se encuentran en ArtToolkit de performances en formato conferencia, como Juan Ramón Gómez de la Serna («El orador», 1929), Carlos Pina («No parlaré», 2009), María Gimeno («Queridas viejas», 2014, 2021) o Los Torreznos («La cultura», 2024). Asimismo, hay algunos objetos cotidianos y materiales que han devenido clichés a lo largo de los años, como  sillas, cuerdas, fotografías, sábanas, flores, tierra, agua, sangre, etc. Son materiales que muchos artistas han usado en sus acciones y pueden convertirse en clichés, pero no por ello hay que dejar de usarlos. Lo que es importante tener en cuenta si se deciden usar es ser consciente de la tradición de la que forman parte y la genealogía de significados que les preceden con el fin de entablar un diálogo con esta tradición o transformarlos en algo diferente, ya sea desde la poética, la parodia, lo inesperado, etc.

Como ejemplo de una performance que reflexiona en clave de humor sobre las diferentes tipologías, géneros y clichés de la performance, «El arte de la performance: teoría y práctica», de Esther Ferrer (1993, 2012). Se trata de una performance en formato conferencia en la que Ferrer parodia una charla teórica que pretende definir y situar las diferentes tipologías de arte de performance sin hablar. Mediante una serie de objetos y gesticulaciones corporales, Ferrer hace un repaso por la historia del arte de la performance en clave de humor: videoperformance; audioperformance; radioperformance; performance minimalistas; expresionista performance; pipi-caca performance; performance de la destrucción; monoperformance; autoperformance; coperformance; performances autobiográficas; performances psicológicas, patológicas, psicóticas, psicopáticas, neuróticas, esquizofrénicas, masoquistas, sádicas, sadomasoquistas, megalómanas, megalomaníacas; performances nacionales: mallorquinas, gallegas, vaticanas, etc.; europerformance, non europerformance; criptoperformance; metaperformance; machoperformance; performance falocráticas; sexy performance, performances feministas. En el recurso ArtToolkit se puede encontrar más información sobre esta performance.

Figura 2. Imágenes de la performance de Esther Ferrer El arte de la performance: teoría y práctica
Fuente: imágenes extraídas de http://angelsbarcelona.com/en/artists/esther-ferrer/projects/el-arte-de-la-performance-teoria-y-practica-performance/330 (23-08-2021).

Para finalizar con este apartado, terminamos mencionado al youtuber, profesor de arte y pintor Antonio García Villarán, que cursó estudios de pintura y escultura en la Facultad de Bellas Artes, de Sevilla, institución en la cual también fue docente. Villarán inició su canal de YouTube en 2017 y actualmente cuenta con más de un millón de suscriptores y unos 367 vídeos colgados en su canal.

Este youtuber es conocido por ser un feroz oponente de algunas corrientes del arte contemporáneo, como la performance, el videoarte y la instalación, clasificándolas con el término de hamparte para referirse a todo aquello que no es arte, pero que la sociedad trata de vendernos como tal y ha sido muy crítico con las ferias y el mercado del arte, especialmente Arco. Entre sus vídeos críticos a la performance se encuentran los dedicados a Marina Abramovic, Yoko Ono, el accionismo vienés, la perfopoesía o el performer que se hizo viral durante el confinamiento COVID-19, Jan Hakon Erichsen. Villarán ha recibido muchas críticas por defender en su canal una visión del arte esteticista que banaliza el arte conceptual y discursivo en críticas popularizadas que simplifican la performance como una caricatura que alimenta algunos de los clichés de la performance.

Figura 3. Captura de pantalla del canal de YouTube de Antonio García Villarán
Fuente: imagen extraída del canal de YouTube de Antonio García Villarán.