1.4. El mercado del arte
En el mercado del arte los productores (artistas), distribuidores (galerías, casas de subastas) y consumidores (coleccionistas privados o corporativos, museos estatales o privados, fundaciones) comercian con obras de arte: compran y venden las obras, las dan a conocer a través de exposiciones públicas, visitas privadas o bien, a través de sus canales en línea.
Es importante señalar que el mercado del arte, análogamente a la evolución del capitalismo global, se ha visto afectado por un cambio radical desde los años noventa, cuando se pasó
«[…] de un modelo en una escala manejable formada por escenas locales […] hacia una industria conectada globalmente y consagrada a la producción de visualidad y sentido […] la estructura de venta minorista en el mercado de arte fue reemplazada por una tendencia a establecer empresas de gran escala (con múltiples ramas y sucursales) y conglomerados de galerías.»
Sus dinámicas siguen el mismo desarrollo de la economía contemporánea en la que the winner takes it all, es decir «los mejores» o los agentes con más medios,
«son capaces de obtener los mayores retornos, dejando al resto en posiciones meramente residuales.»
El mercado se divide en:
- Mercado primario: cuando la obra se vende por primera vez tras su primera exposición pública, proviniendo directamente del estudio del artista.
- Mercado secundario: cuando la obra se vuelve a vender habiendo sido adquirida anteriormente como mínimo una vez.
Las galerías gestionan la demanda y la oferta de la casi totalidad del mercado primario. El artista puede elegir vender sus obras directamente desde el estudio, o bien a través de un intermediario, como son las galerías o los asesores artísticos. La incertidumbre que caracteriza el mercado primario se debe a la casi completa ausencia de reconocimiento de las obras que se presentan al público por primera vez, muchas veces de artistas jóvenes o con escaso recorrido. En este escenario, los esfuerzos del vendedor se concentran en dar a conocer, proponer exposiciones a museos y comisarios independientes para construir un sólido recorrido por el artista y, paralelamente, tratar de vender sus obras a coleccionistas. Para lograrlo, las relaciones que artista y galerista establecen con todos los demás agentes del sector de las artes son fundamentales: críticos, comisarios independientes, historiadores del arte, museos y fundaciones serán informados y exhortados para que presten atención a las obras del artista que la galería propone y valora.
A diferencia del mercado secundario, donde los precios de remates y los volúmenes de ventas están muy publicitados, el mercado primario siempre ha sido opaco a la hora de desvelar sus precios y el volumen de su negocio. Aun así, las facturaciones de las galerías en cuanto pymes son de dominio público y, por otro lado, al visitar una exposición en galería, podemos preguntar por la lista de precios, normalmente a disposición del público.
El mercado secundario está dominado por las casas de subastas y, en un segundo plano, por galeristas y marchantes que compran y venden obras a coleccionistas, a otros marchantes y en subastas. La relación directa con los artistas desaparece en este tipo de transacciones; por otro lado, el conocimiento y la experiencia requeridos son más específicos y delicados. De manera análoga, el volumen del dinero que circula es mayor, pero el número de transacciones (operaciones de compraventa) es mucho menor respecto al mercado primario.