1. Definición de sector privado

1.6. Las industrias culturales

Para introducir el concepto amplio y complejo de industrias culturales, proponemos la definición de la UNESCO de 2009:

«Aquellos sectores de actividad organizada que tienen como objeto principal la producción o la reproducción, la promoción, la difusión y/o la comercialización de bienes, servicios y actividades de contenido cultural, artístico o patrimonial.»

Citado en Lebrún (2014).

Esta definición amplía la anterior de la misma institución, que en 1978 rezaba:

«Las Industrias Culturales son aquellas industrias que combinan la creación, la producción y la comercialización de contenidos creativos, los cuales son intangibles y de naturaleza cultural. Los contenidos se encuentran protegidos por derechos de autor y pueden tomar la forma de bienes o servicios. Dentro de las industrias culturales por lo general se incluyen industrias como la imprenta, la editorial y la multimedia, la audiovisual, la fonográfica, la [cinematográfica], así como la artesanía y el diseño. […] Las Industrias Creativas, por su parte, abarcan un conjunto más amplio de actividades las cuales contienen a las actividades propias de las industrias culturales más todas las producciones de carácter cultural o artístico. […] En las industrias creativas, los productos o servicios contienen un elemento sustancial de valor artístico o de esfuerzo creativo, e incluyen actividades tales como la arquitectura y la publicidad.»

UNESCO (2006).

El debate que rodea el concepto de industria cultural es muy extenso. Se trata de un término que fue introducido a mitad del siglo XX por Adorno y Horkheimer (1998), que ha ido evolucionando paralelamente a la sociedad de masas y, finalmente, a la globalización (Bustamante, 2014). De manera muy sintética, podemos decir que lo que hoy entendemos por industrias culturales se estableció y recogió en la legislación estatal a finales de los años noventa.

A propósito del sector de las artes visuales, además de las galerías, las industrias culturales más comunes y difusas son:

  • Los museos, que conservan y exponen las obras de arte y que pueden ser tanto públicos como privados.
  • Las fundaciones, que pueden poseer una colección propia y generar exposiciones.
  • Los espacios alternativos (tercer sector), que incluyen los estudios de artistas o artists-run spaces.
  • Las escuelas, los cursos y las universidades de artes.
  • La prensa de arte en general, que incluye revistas, periódicos y publicaciones.

Estas últimas hay que incluirlas en lo que se define como mercado del conocimiento, cuya principal finalidad es educativa y divulgativa, pero a la vez su labor de investigación promociona las obras y los artistas que estudia. Además de generar conocimiento y beneficios económicos (de la venta directa de entradas a la venta de sus publicaciones), las industrias culturales influyen y se relacionan continuamente con el mercado del arte tanto de forma directa como indirecta, porque validan las obras que exponen dentro de su marco institucional. La investigación y el conocimiento incrementan la consideración pública de las obras (valor simbólico) y pueden tener consecuencias sobre su precio (valor de mercado). Una exposición en las salas de un museo, dentro de un programa expositivo definido, confiere a las obras cierto estatus, las valida y contribuye de manera significativa a facilitar su amplia aceptación por parte del público.