3. Profesionalización

3.1. Salidas profesionales y situación actual

3.1.2. Convocatorias, premios y becas

En el ámbito artístico, el acceso al estatus cultural se rige por un sistema meritocrático que camufla la desigualdad y la precariedad de los trabajos. Los jóvenes amontonan «títulos de nobleza cultural» (Bourdieu, 1998) –licenciaturas, grados, másteres, doctorados, titulaciones de idiomas, cursos– para competir en un juego en el que es imposible que todos ganen. Y quienes ganan rara vez alcanzan la estabilidad laboral, pues el ámbito que nos ocupa se define por una continua situación de vulnerabilidad. Como resultado, el sistema se enfrenta a un exceso de cualificación en el mercado y en la sociedad. El sistema meritocrático de concursos y premios estimula lo que Zafra (2017) denomina la «singularidad competitiva», según la cual el triunfo individual conduce al fracaso colectivo. La élite aumenta su exclusividad en una estructura competitiva que deja fuera a la inmensa mayoría. Los incesantes intentos frustrados por parte de la juventud de desarrollarse profesionalmente en el sector cultural y el fantasma del fracaso son compensados con el entusiasmo que impulsa la producción intelectual mercantilista y se convierte de este modo en el «motor para la cultura y la precariedad de muchos que buscan vivir de la investigación y la creatividad en trabajos culturales o académicos» (Zafra, 2017, pág. 16).

El primer paso tras la acumulación de títulos de «nobleza cultural» es la acumulación de prestigio mediante los premios legitimados por la institución del arte. Los concursos y los premios son la antesala de la profesionalización. En realidad, son una constante en el desarrollo profesional de los agentes culturales: funcionan para destacar las obras de artistas emergentes y como catalizadores de éxito de medias carreras y profesionales ya consolidados. Convocatorias públicas como las descritas en el apartado «Análisis del sector público de las artes visuales en el Estado español», sumadas a otras del ámbito privado (especialmente a través de centros de arte o de fundaciones, como la Fundación Montemadrid, que lleva más de veinte ediciones de Inéditos y Generaciones, o los programas de apoyo a la creación artística y literaria de la fundación BBVA), destacan entre aquellas destinadas a promocionar la creación joven y favorecen la posición de los artistas premiados, quienes con frecuencia repiten como ganadores en los premios más prestigiosos, lo que dinamiza la formación de un nuevo grupo o generación en el relevo del ámbito artístico. Por otra parte, los Premios Nacionales o el Premio Velázquez de las Artes Plásticas, gestionados y convocados por el Ministerio de Cultura, se dirigen a agentes ya profesionalizados que cuentan con una trayectoria y un amplio currículo.

Junto a los premios, las becas son una de las vías a la profesionalización porque ofrecen la oportunidad de una dedicación completa a la actividad cultural frente a la necesidad de compaginar distintos trabajos para lograr sobrevivir a la que se enfrentan la mayoría de los entusiastas. El Ministerio de Cultura ofrece un listado en su sección de promoción del arte para consultar convocatorias generales de ayudas, becas y subvenciones, incluidas las privadas, que amplía la información aportada en el apartado «Programas generales de promoción y difusión».