3.2. Asociacionismo
Vistas las dificultades que comprimen las vías de profesionalización y las condiciones indeseables que deben ser muchas veces aceptadas para lograr la contratación en el ámbito cultural, desde hace unos años el asociacionismo ha ido adquiriendo fuerza y ganando parcelas de derechos para el ejercicio de los profesionales que representan. Estas asociaciones se constituyen como organismos enfocados a defender y visibilizar las condiciones laborales de los agentes culturales. Además, promueven y participan en propuestas para la mejora del sector, como han sido la aprobación del ya comentado «Documento de buenas prácticas en museos y centros de arte» o el «Informe de la Subcomisión para la elaboración de un Estatuto del Artista», que ha revisado el gravamen por el impuesto sobre el valor añadido de toda actividad artística y la compatibilidad de prestaciones públicas con ingresos por derechos de propiedad intelectual y actividades creativas.
Las asociaciones del ámbito cultural pueden ser impulsadas por las propias profesionales. Es el caso de asociaciones como AMECUM o la Associació d’Educadores Culturals de Mallorca (TAULA). A partir de estas asociaciones pueden surgir nuevas agrupaciones mediante convenios o asociaciones mayores, como es el caso de la Taula de les Arts Visuals (TAV), creada por un grupo de seis asociaciones de la Comunidad Valenciana. Esta plataforma independiente busca fortalecer el tejido cultural poniendo en el centro el arte contemporáneo y lograr la profesionalización del sector con trabajos dignos. Todos los profesionales y colectivos que forman parte de esta plataforma lo hacen con la intención de acelerar los procesos que se reclaman a las instituciones públicas, responsables de la mayor parte de las contrataciones, la legislación y la elección de contenidos culturales.
Las universidades y los departamentos universitarios son gérmenes para el florecimiento de asociaciones, pues su intervención en el campo cultural no puede ser aislada por la línea invisible que se usa para separar el mundo académico de la realidad. Asociaciones como la Asociación Valenciana de Educadores de Museos (AVALEM), que nace en la Universidad de Valencia, o la Asociación Murciana de Educadores de Museos (AMUREM), promovida desde la Universidad de Murcia, se impulsan tanto para la defensa de los derechos laborales de los profesores universitarios como para defender la futura profesionalización del estudiantado y los recursos de los que disponen las universidades públicas. Constituida a finales de 2015 en la Facultad de Filosofía y Letras de Granada, la Asociación Profesional Española de Historiadores del Arte (APROHA) se crea para defender los intereses profesionales de los historiadores del arte.
Las empresas de servicios culturales también promueven las asociaciones dentro del sector para defender la profesionalización y visibilizar las condiciones a las que se enfrentan los agentes culturales. Es el caso de la Asociación de Mediadores y Educadores Culturales de Andalucía (AMECSUR), asociación enfocada al trabajo en red para la promoción y el desarrollo de iniciativas artísticas.
En el ámbito estatal ya se ha destacado la Asociación de Directoras y Directores de Arte Contemporáneo de España (ADACE), formada en 2004 para agrupar a los profesionales de la cultura y establecer un foro en el que poder reflexionar acerca de la situación de los museos y centros de arte contemporáneo que tributan en España. Con este motivo organiza encuentros en los que los agentes del arte que integran ADACE entablan diálogo con agentes procedentes de otros contextos culturales para abordar los posibles futuros del sector y tener una posición de poder en la definición de las estructuras que lo complementan, ya que la asociación pretende defender la posición central del arte contemporáneo en la base económica y su función socializadora.
Por último, a escala internacional la International Association of Curators of Contemporary Art (IKT) es una asociación de referencia. Fundada en 1973, originalmente reunía a profesionales europeos, pero con el paso del tiempo se han asociado también profesionales de América, Asia, África y Australia, con lo que la IKT se ha convertido en la mayor asociación internacional del sector, con cerca de quinientos miembros de todo el mundo. Aunque entre los miembros también hay profesionales independientes, la mayoría son directores de museos y centros de arte adscritos a instituciones. Para estimular y dar un espacio de debate a la práctica curatorial, la IKT organiza anualmente un Congreso y Simposio Internacional, donde los asociados aprovechan para presentar los nuevos proyectos que están desarrollando.