2.3. Espacios de producción
A pesar de la consolidación de nuevos espacios de exposición, difusión y generación de contenidos como el MNCARS, el IVAM o el MACBA, la escasez de talleres y otros espacios de producción artística desde el ámbito público a finales de los años ochenta y principios de los noventa se convierte en un freno a la creación y a la promoción cultural. Como respuesta a la demanda comienzan a surgir los primeros espacios habilitados para la producción de arte y la generación de nuevos contenidos mediante la práctica y la experimentación. Estos espacios son ofrecidos a los artistas, en su mayoría en convocatoria abierta, para desarrollar proyectos específicos. Uno de los primeros centros ofrecidos para cubrir estas necesidades fue Arteleku, creado por la Diputación Foral de Gipuzkoa en 1987. Centro de referencia y pionero en su época, fue un lugar de reflexión, investigación, difusión y experimentación hasta su cierre en 2014. Además de una amplia programación de talleres, cursos y seminarios, el antiguo edificio industrial contaba con salas multimedia, espacios de producción y un centro de documentación especializado en arte contemporáneo, que incluía publicaciones propias además de la revista Zehar. Es destacable el archivo digital de Arteleku, que recupera la documentación gráfica y audiovisual de las actividades realizadas en el centro desde su origen, así como sus documentos editoriales.
Otro ejemplo para estudiar es Hangar, que abre sus puertas en 1997 gracias a la iniciativa de la Associació d’Artistes Visuals de Catalunya (AAVC), que desde 1993 atiende las demandas de escasez de talleres para artistas. Localizado en una antigua fábrica textil en Barcelona, Hangar arranca con la idea de ofrecer un espacio para la producción y termina ampliando su objetivo para formar un centro de recursos. En los primeros años Hangar se refuerza en la producción y la posproducción de proyectos multimedia, que desemboca en la creación de un fab lab. En 2002 se crea la Fundació privada AAVC, que otorga una personalidad jurídica propia a Hangar, con un patrimonio fundacional formado por obra original donada por diversos artistas visuales, como Frederic Amat, Evru, Luis Gordillo, Joan Hernàndez Pijuan, Antoni Muntadas, Susana Solano o Francesc Torres. Unos años después, con la intención de dar mayor acogida a las artes visuales, abre una nueva área de investigación artística en la que pueda fluir la transmisión intersectorial de conocimientos mediante nuevas colaboraciones con universidades, organizaciones y colectivos. Además, en las obras de rehabilitación y ampliación de 2009, Hangar abre un nuevo plató equipado con laboratorios técnicos y tecnológicos y una casa para artistas, potenciando su programa de residencias.
Hangar forma parte a su vez de la plataforma Fàbriques de Creació Barcelona, una red de centros de creación y formación, residencias y ensayos abiertos de danza, circo, artes escénicas o artes visuales, situados en antiguos recintos industriales o complejos fabriles, como Fabra i Coats o La Escocesa. En el ámbito regional, Hangar también se incluye en la Xarxa d’Espais de Producció i Creació de Catalunya, red que contiene entidades de titularidad pública, junto con entidades privadas sin ánimo de lucro.
Por último, cabe resaltar LABoral Centro de Arte y Creación Industrial, inaugurada en marzo de 2007, como una iniciativa del Gobierno del Principado de Asturias que propone un modelo alternativo para el desarrollo de la cultura artística y tecnológica. A pesar de ser una iniciativa pública local, LABoral es una fundación privada sin ánimo de lucro en la que además de las instituciones públicas intervienen otras corporaciones y empresas privadas. Se considera una institución multidisciplinar enfocada a las nuevas producciones culturales resultantes de la utilización creativa de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Pese a su bagaje y respaldo internacional, LABoral también es un ejemplo de cómo la fragilidad del sector afecta tanto a individuos como a grandes centros, que a duras penas pueden sostener su estructura si las políticas locales les retiran el apoyo o cambian sus prioridades.