3.2. Las últimas vanguardias
Podemos decir que estas segundas vanguardias comprenden un periodo histórico que va desde 1942 hasta 1968. En este tiempo se suceden una serie de movimientos estilísticos y la clásica separación entre pintura-escultura-arquitectura cada vez se va desacreditando más. Como han señalado numerosos autores, es una etapa compleja en cuanto a la clasificación que podamos hacer de los artistas. A continuación, veremos algunos de los más representativos.
El expresionismo abstracto está formado por una generación de artistas norteamericanos que en torno a 1945 desarrollan un lenguaje no figurativo y una técnica carente de todo anclaje normativo. Algunos de los artistas más importantes pertenecientes a esta corriente abstracta fueron Arshile Gorky (1905-1946), Mark Rothko (1903-1980), Willem de Kooning (1904-1997), Barnett Newman (1905-1970), Ad Reinhardt (1913-1967) o Jackson Pollock (1912-1956).
Jackson Pollock ha sido uno de los artistas más reconocidos de este movimiento por sus logros técnicos. Su pintura totalmente gestual y automática dio nombre a lo que se conoce como action painting o pintura de acción. Entre sus influencias se pueden señalar el impresionismo, el uso de materiales que caracterizan la fase sintética del cubismo y el automatismo practicado por artistas surrealistas como Max Ernst. Pollock prescindió en sus obras del caballete y del pincel, colocó el lienzo en el suelo y la gestualidad de su cuerpo se convirtió en decisiva en su proceso creativo. Utilizó la técnica del dripping (goteo), consistente en dejar chorrear o gotear la pintura utilizando pinceles, brochas o cualquier utensilio o en, directamente, volcarla desde el propio bote de pintura. En el action painting, la importancia se centra en el proceso de pintar. El propio gesto del artista y la pincelada configuran el significado de la obra. El contenido del cuadro no viene determinado por un tema exterior, sino por los mismos elementos que lo componen. Estos son la materialidad del color y el gesto. El color viene determinado por el empleo de pinturas industriales que tenían otros usos no relacionados con el arte. Además de óleos exprimidos desde el tubo directamente sobre el lienzo, Pollock utilizaba esmaltes brillantes. Los lienzos de Pollock se convertían en una gran maraña de tonos que el pintor ejecutaba buscando las relaciones de contraste entre la pintura brillante y tonos mate, jugando también con diferentes viscosidades. De este modo, el color no se supeditaba a la línea o a la forma, sino a la textura. Tanto es así que cuando incluía elementos materiales como clavos, grapas, cigarrillos, botones, etc., estos elementos actuaban como manchas de color, camuflándose entre los diversos matices y pasando totalmente desapercibidos. Podemos ver un ejemplo en Full Fathom Five, de 1947.
La obra de Mark Rothko y Barnett Newman se ha etiquetado dentro de la corriente del expresionismo abstracto, pero su pintura madura tiene mucho más que ver con los planteamientos de la siguiente generación perteneciente a la abstracción pospictórica o Color Fiel Painting (pintura de campos de color), surgida hacia finales de los años cincuenta y en la que encontramos a artistas como Ellsworth Kelly, Frank Stella, Helen Frankenthaler, Morris Louis y Kennneth Noland.
Barnett Newman aspiraba a conseguir que el espectador penetrara en su obra y experimentara la experiencia de lo sublime. Sus obras estaban formadas por lienzos de enormes dimensiones donde el color, aplicado como grandes campos, se convertía en espacio en el que el espectador debía perder toda referencia. La luminosidad del color aplicado a base de muchas capas de pintura diluida debía atrapar al observador y hacerle perder toda orientación espacial. Una vez en este estado, provocado por la inmensidad del campo de color, el espectador llegaría a alcanzar el sentimiento de lo sublime. La experiencia ante la obra se convertía así en una especie de ritual. En su obra Adam (1951-52), podemos observar estos grandes campos de color en un lienzo que mide 2.429 x 2.029 mm.
Mark Rothko creía en las propiedades metafísicas del color, al igual que Newman buscó trascender el espacio a través de la experiencia cromática. Sin embargo, su pintura se diferencia de la de Newman en que Rothko intentaba traspasar la bidimensionalidad del lienzo a través del color, creando efectos en los que las franjas coloreadas parecían flotar en un espacio indeterminado. El color en Rothko emanaba en el lienzo con una luz propia, lo cual cargaba a la pintura de connotaciones religiosas. Este efecto se conseguía utilizando numerosas capas transparentes de óleo. Light Red Over Black (1957) es un ejemplo de la obra de Mark Rothko en este periodo.
De forma paralela al expresionismo abstracto norteamericano, en Europa surgió el informalismo. Cabe destacar que España fue el país donde destacaron los más importantes artistas de esta corriente. Los más reseñados se agruparon en torno al grupo catalán Dau al set (1956) y al grupo madrileño El paso (1957). Compartieron muchas características con el grupo norteamericano, como las influencias surrealistas y el uso de materiales de todo tipo, pero se diferenciaron por una estética más íntima y poética.
Yves Klein fue el padre del movimiento zero y del noveau réalisme. Amplió el concepto de objeto artístico y posibilitó la apertura del camino a la participación del espectador en la obra. Experimentó con el happening y con el body art. Al igual que Rothko, buscó hacer visible las cualidades materiales y espirituales del color que debía ser percibido en su pureza. Para ello recurrió al uso de pigmentos puros. Eligió un tono de azul ultramar profundo que él mismo patento con ayuda de un químico KIB (International Klein Blue). Para Klein, este color representaba elementos abstractos de la naturaleza, como el cielo o el mar. Para su serie de monocromos, utilizó una técnica que consistía en espolvorear el pigmento puro sobre una tabla con un tratamiento de caseína. Más adelante, experimentó también con el fuego en sus cuadros. Asimismo, Yves Klein realizó happenings en los que embadurnaba con pintura los cuerpos de modelos para después dejar su huella sobre un lienzo blanco. A esta acción la denominó antropometrías. Estas acciones se convirtieron en performances rituales donde Klein, influido por la filosofía zen, perseguía la inmaterialidad de la obra. Con las huellas corporales sobre el lienzo, conseguía representar la ausencia.
En el enlace se explican las antropometrías.
En estas acciones de Yves Klein, el pigmento puro se convierte en el medio simbólico que representa el poder material del pigmento. En este caso, el color azul, como hemos mencionado anteriormente, tiene además fuertes connotaciones espirituales.
En esta línea inaugurada por Klein han trabajado artistas como la cubana Ana Mendieta (1948-1985). En su serie Siluetas (entre 1973-1980), la artista cubana realiza una serie de performances donde el uso del material está ligado al ritual. En algunas de sus siluetas, Ana Mendieta utiliza el pigmento rojo puro como metáfora de la sangre, en lo que para ella eran auténticos rituales de purificación. En estas performances, Mendieta reflexionaba sobre la identidad y los mitos femeninos de la creación. A través de la huella de su cuerpo, que dejaba el pigmento rojo en la naturaleza, la artista reflexiona sobre la vida, la muerte y la ausencia.
Otro ejemplo de uso del color como material en la performance lo encontramos en el accionismo vienés. Este grupo reivindicó la necesidad de introducir el ritual en una sociedad que se había convertido en profundamente conservadora. Las representaciones del accionismo vienés tienen como objetivo aniquilar los tabús. Para ello realizarán representaciones obscenas, abyectas y grotescas. Las reflexiones de estos artistas giran en torno a la idea de que no existe dolor sin placer o tortura sin excitación (Soláns, 2000). Todo en la performance se torna explícito. Los materiales con los que el artista trabaja son fluidos corporales como la sangre, el semen, la orina o las heces. Y el cuerpo se convierte en el soporte. El uso de estas sustancias como materiales artísticos busca destruir la estructura de la obra artística y convertir el material en energía vital, en instinto puro. En este sentido, para Hermann Nitsch, la pintura, el pigmento y la sangre interactúan conformando un solo cuerpo que ya no es pictórico, sino real. Sus performances, donde utiliza vísceras y sangre de animales, pretenden borrar los límites entre arte y realidad. Sus lienzos, donde derrama sangre mezclada con pintura, dejan de ser piezas artísticas para ser piezas reales.